El fin de la soledad a través de internet

El fin de la soledad a través de internet

William Deresiewicz que fue profesor en la universidad de Yale y actualmente escritor de ensayos y artículos, en uno de sus artículos que titula: “El fin de la soledad” comienza con la idea de que mientras la cámara de fotos ha creado la cultura de la celebridad, el ordenador ha descubierto la cultura de la conectividad. Cuando ambos se juntan surge una fuerza que mueve a las nuevas generaciones, y que no es otra que la necesidad de estar conectado, de ser reconocido y en definitiva de ser visible. El gran terror contemporáneo es el anonimato y por ello lo primero que quiere desaparecer de la vida actual es la soledad. Comenta el autor que un día preguntó a sus alumnos qué lugar tenía la soledad en sus vidas, y se encontró que la mayoría pensaban que sentirse solos les angustiaba, algunos decían que no estaban nunca solos ni cuando estudiaban o preparaban un trabajo y, otro alumno dijo: ¿por qué alguien querría estar solo alguna vez?

El miedo al aislamiento surge como una reacción de la soledad moderna, llena de ciudades urbanizadas donde no es posible la vida social. Las familias salen temprano de casa a llevar a sus hijos al colegio, van a sus trabajos y regresan tarde a casa donde se recluyen llenos del confort conseguido y también llenos de prisas. Los niños ya no juegan en las calles, con sus vecinos, sino sentados frente al televisor y con sus consolas y ordenadores. Ante este panorama, internet ha devuelto al ser humano la posibilidad de no encontrarse aislado. ¿Pero cuál es el verdadero sentido de esta conexión?

La negación de la soledad en adolescentes y jóvenes tiene consecuencias personales y también generacionales. Cuando nos negamos a estar solos y ocupamos todo nuestro tiempo en estar “conectados” en todas las redes, perdemos la comprensión del valor de la soledad. Y este valor se relaciona con otras dimensiones muy importantes para nuestra madurez y estabilidad emocional: La soledad para leer con placer y profundidad, para llevar a cabo una actividad de manera concentrada, como posibilidad para encontrarse con uno mismo, para asegurar nuestra integridad y saber quiénes somos y qué queremos.

Por todo ello, el fin de la soledad que se obtiene mediante la conexión tecnológica intensiva y constante impide el desarrollo personal y reduce la capacidad de autoconocimiento, lo que se consigue es el conocimiento superficial del otro, sólo unas instantáneas para ser conocido por otros y convertir la propia existencia en la de una celebridad o un famoso en miniatura.

¿Cuántos amigos tengo?,¿cuántos “likes” me han dado?, ¿cuántos seguidores tengo? Toda esa visibilidad parece que proporciona autoestima, seguridad en uno mismo, gran facilidad para las relaciones, un buen liderazgo…… Pero este camino parece muy inseguro para la construcción sólida de la personalidad en el caso de los adolescentes, y para los adultos, un camino muy vacío de contenido vital  para la construcción de una fortaleza interior que permita afrontar los envites de la vida de forma equilibrada y madura.